Fue una trágica historia de supervivencia. El buque, un velero de tres palos y 30 metros, al mando del capitán Pollard partió de Nantucket el 12 de agosto de 1819. Era su primer viaje como capitán de una barco, cuyos 14 marineros eran también novatos. Sólo cuatro días después de zarpar una tormenta dañó seriamente el barco y el capitán hubiera regresado si dos de sus oficiales, Chase y Joy, no le hubieran convencido de seguir hasta la Azores para reparar allí el barco.
De las Azores pusieron rumbo al Pacífico y a 1.500 millas de las Galápagos una ballena del mismo tamaño del barco lo embistió y lo destrozó. Los náufragos cargaron tres botes con provisiones y se pusieron en manos de la fortuna. Pollard ordenó poner rumbo hacia las Islas Marquesas, a unas 1.200 millas dirección oeste, pero sus oficiales otra vez le convencieron, argumentando que había antivos antropófagos, de cambiar hacia el sur para buscar vientos que les llevaran a la costa suramericana.
El 20 de diciembre llegaron a la isla Henderson donde apenas pudieron sobrevivir unas semanas. Decidieron partir, salvo tras marineros que se quedaron, pero una tormenta terminó separando los botes. Tardaron tres meses en llegar a su destino pero en la larga travesía se agotaron las provisiones y empezaron a morir de hambre los primeros marineros y a ser comidos por sus compañeros. La carne los alimentó bien y cesaron las muertes. Entonces fue necesario matar y lo echaron a suerte.
Dos de los botes, el de polard y el de Chase, fueron rescatados a finales de febrero, tras recorrer 5.000 millas. El otro se perdió. Los tres náufragos de la isla Henderson fueron hallados con vida.
Pollard volvió a embarcarse y volvió a naufragar. Nadie más quiso contratarle y trabajó el resto de su vida como vigilante nocturno de un almacén. Dicen que fue feliz. El oficial Chase se convirtió en un exitoso capitán pero acabó enloqueciendo, encerrado en su casa y acumulando alimentos en un desván.
El canibalismo del Essex , con sus siete cadáveres comidos, fascinó y horrorizó a la sociedad de la época. Herman Melvilla escuchó como tripulante del ballenero Acushnet el relato del Essex y la ballena asesina. En 1851 escribió Moby Dick.
El grumete Nickerson escribió un detallado relato de la aventura pero el texto se perdió durante un siglo. Un historiador de Nantucket lo recuperó en 1980. Gracias e este y otros testimonios Nathaniel philbrick publicó hace ocho años un relato de aquella terrible aventura In the Herat of the sea, the tragedy of the whaleship Essex.
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