Ayer fui durante un rato un pájaro. Contemplé desde un pico de Málaga de 1.400 metros de altura un paisaje que abarcaba una brumosa África, el Peñón de Gibraltar y toda la costa que va desde Manilva a Marvella. Y no sólo eso, pues a nuestra espalda podíamos contemplar parte del valle del Genal que habíamos recorrido momentos antes para llegar hasta donde estábamos.
Al lugar, Los Reales de Sierra Bermeja, llegamos José Luis, Isabel y yo desde Sevilla, ya un poco entrada la mañana. Serían las 12:20 cuando empezamos a subir por un sendero pedregoso que transcurrió tranquilamente entre pinos y pinsapos. Me extranó que en todo el camino no viéramos ni un solo pájaro y me sorprendió la vegetación tan distinta a la que suelo encontrar por otras zonas de la sierra norte de Sevilla. De hecho, lo único que recuerdo que reconocí fue aulaga, brezo, romero y la coscoja.
Llegamos a la cumbre a eso de las 14 h y entonces la sorpresa fue la luz y el paisaje. José Luis e Isabel se movían a mi alrededor haciendo fotos y yo no podía apartar la vista de lo que tenía enfrente: África y los mejores años de mi vida, el deseado Peñón y la maravillosa y estropeada costa de Málaga y todo envuelto en la luz violeta y gris que emanaba de las nubes y la montaña (según me dijeron peridotita). Sólo abajo, en las playas, el sol entraba colándose entre las nubes. Detrás podíamos intuir las nubes descargando agua sobre algunas sierras de las que ahora no recuerdo su nombre.
Bajamos luego un poco para buscar un sitio para comer al reguardo de un viento muy frío para el que, yo al menos, no me había preparado. Antes ya de sentarnos, una lagartija que buscaba el calor de una roca impidió a Isabel hacerse una foto en el lugar donde debía estar, según parece, un busto del Charles Boissier, botánico suizo descubridor del pinsapar.
La lagartija se fue y nosotros también hacia un mirador desde donde iniciamos la bajada por una pista de tierra hasta llegar al coche. De vuelta a Sevilla se cumplió el pronóstico y llovió ligeramente. Una breve parada para un café, con dulces por supuesto, y a las 20:30 en Sevilla tal como Jose Luis había dicho.
_Un más que bonito día